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ENTREVISTA: La artista que conmemora el Holocausto compara el "Shabat negro" del 7 de octubre con el pogromo de 1941 en Irak

Los padres de Rachelly Roggel huyeron del país tras el terrible pogromo

Rachelly y Amir Roggel (Foto cortesía)

Cuando una persona conoce a esta artista vivaz y divertida, nunca sabría por lo que han pasado sus padres o su suegra. Su rostro radiante no delata que profundice tanto en historias horribles para ofrecer experiencias educativas únicas sobre el Holocausto. Su huella creativa en muchos otros países, así como las exposiciones aquí en Israel, han sido incluso objeto de un doctorado. 

"Hago cosas que me hacen [suspira]", dice Rachelly Roggel, la simpática y estilosa dama de baja estaura. "Tengo que emocionarme, si no, no puedo. Puede venir alguien y decirme: 'Haz una obra'. Yo no puedo hacer eso. No, tengo que conmocionarme. Tengo que conmocionarme". 

La hermosa casa de Roggel y su marido Amir en Rehovot rebosa de coloridas piezas de intrincados tejidos, que hasta tienen pago el seguro, tal es su valor en cuanto al significado que transmiten. Entre las obras de arte de Roggel para conmemorar el Holocausto figuran: Auschwitz 1944 - "La esperanza muere de último", para su suegra; Bergen Belsen 1945, para su abuelo político; y el gueto (barrio marginal) de Lodz, para la madre de su amiga de la infancia.

Obra de Roggel que representa el gueto de Lodz (Foto cortesía)

Roggel contó al periodista de radio de la Voz de Belén, Paul Calvert, cómo era la vida de sus padres: 

"Después de 1941, mi padre siempre solía decir, nunca puedes creer a los musulmanes porque eran nuestros amigos. Y asesinaron a 175 personas. Las masacraron; las violaron. Hicieron lo que Hamás hace ahora en un día, [excepto] que lo hicieron durante dos días. Fue entre regímenes. Y los británicos no ayudaron. Les dejaron asesinar y matar durante dos días antes de intervenir". 

Una vez que Israel fue independiente, los padres de Roggel decidieron marcharse, pero eso significaba dejarlo todo. "No podían llevarse nada", explicó. "En su pasaporte estaba escrito: 'irse sin volver'. Incluso hay un dicho en árabe... que significa: 'Te vas y nunca podrás volver'. Así que lo dejaron todo, la casa, el dinero y las tiendas y vinieron a Israel, porque querían estar aquí". 

El viaje incluyo bastante peligro, porque la familia judía tuvo que atravesar Irán, tras pasar la frontera de contrabando. A veces, los contrabandistas se llevaban el dinero y dejaban a los refugiados indigentes en medio de la nada. En una ocasión, vivieron en un cementerio durante el invierno. 

Tras llegar sanos y salvos al renacido Estado de Israel, los nuevos inmigrantes vivieron al principio en una tienda de campaña, después de haber sido iraquíes acomodados. Roggel señaló que aquel año hacía tanto frío que incluso nevó en Tel Aviv. Más tarde, se trasladaron a una cabaña de madera, y Rachelly recuerda haber visitado allí a su abuela. "Se consideraba, vaya, un lujo, de verdad", dijo. "Y pensar que mi padre era orfebre, así que era gente muy acomodada. Y de repente tienes que ir al baño fuera. Fue duro". 

Roggel repite que sus padres nunca se quejaron: "Querían venir aquí. Y nunca se quejaron, aunque dejaron muchas cosas buenas allí. Nunca oí a mis padres quejarse". 

Roggel pasó a hablar de sus obras de arte. Primero, las piezas en honor a los padres de su marido. 

"Mi suegra cumplió 16 años a las puertas de Auschwitz. Fue en Shavu'ot [fiesta judía]". Roggel señaló que la masacre de 1941 en Irak también fue en Shavu'ot. 

Continuó describiendo a la madre de Amir: "Tenía 16 años, [de Hungría]. Era alta, pelirroja y por eso la golpeaban mucho. Estaba con su hermana,  fue bueno para ella estar con su hermana allí. También estaba con su prima. ¿Qué se le puede decir a una persona de 16 años que pasa por Auschwitz? Es algo terrible. Es terrible pasar por Auschwitz". 

Aunque la suegra de Rachelly fue llevada, por los británicos, a Chipre, "con alambre de espino...", finalmente consiguió volver a casa, a Israel, y estableció un kibbutz. "Era como mi propia madre", explica Roggel. "Era una persona muy feliz, colorida, alegre, una persona maravillosa. Dejó [el Holocausto] a un lado, pero siempre estuvo ahí". 

Roggel describió cómo, cuando sus suegros fueron a Grecia y hacían cola para ver la Acrópolis, la sobreviviente de Auschwitz no pudo soportar estar rodeada de gente con mochilas. Le recordaba a cuando pasaban lista por la mañana en el campo de exterminio. Y estar en Alemania y oír ladrar a un perro era una de las cosas aparentemente pequeñas que la traian directamente a su pesadilla de adolescente. 

"No era de las que se quejan", repitió Roggel tres veces. "Y me alegro mucho de que tuviera dos hijos, porque lo que vivió en Auschwitz es lo que puede impedir que te quedes embarazada. Así que el hecho de que tuviera dos hijos y los criara fue una gran suerte". 

Para honrar la memoria de esta increíble mujer, Roggel cogió algo muy personal, el propio vestido de su suegra. Con él hizo una colcha bordada sobre la maternidad. 

La colcha de Roggel, que incluye el vestido de su suegra, representa vías de tren y barracones (Foto cortesía)

"Es muy colorida", explica. "Al principio, ves la vía del tren y luego ves el verdor, con plantas, y luego ves las flores. Y es, como he dicho, alegre, colorido, pero cuando miras más profundamente, ves la huella de Auschwitz..." 

Roggel utilizó botones y ojales, mostrando todos los barracones del campo como ojales. "Un ojal", explicó, "aunque lo arregles, siempre puedes ver que había un ojal ahí, como una herida... Ella arreglo su vida, pero estaba ahí todo el tiempo. Estaba [en el fondo de su mente]. Cuando estaba ocupada, realmente no pensaba en ello, pero cuando estaba tranquila y cuando los niños se iban de casa, entonces volvía... pero siempre le doy las gracias por criar a los niños como los crió".

Roggel también habló de su suegro, que estuvo en un campo de trabajo durante la Segunda Guerra Mundial. Su padre fue enviado a Bergen-Belsen y allí murió trágicamente de hambre. Su madre, la abuela de Amir, y sus otros tres hijos fueron salvados por una "justa gentil", Maria Rausenberger, de Austria. 

Uno de estos niños salvados, el tío de Amir, fue el que más tarde permitió el paso de Adolf Eichmann a Israel para el juicio por crímenes de guerra, en 1961. Este niño salvado, ya adulto, fue el que se acercó lo suficiente para hacerle una foto y luego falsificó sus documentos para sacarlo de Argentina. "Así se cerró el círculo con esa señora, a la que realmente no podemos agradecer lo suficiente que los salvara", dijo Roggel. 

Curiosamente, ser la esposa del hijo de un superviviente del Holocausto no es lo que motivó en primer lugar la obra de Roggel. Explicó que comenzó su búsqueda para saber más, ya que de niña vivió en Givatayim, cerca de Tel Aviv. En aquella época, muchos sobrevivientes del Holocausto vivían en los suburbios; Rachelly recuerda que llevaban números tatuados en los brazos. 

"Mi mejor amigo..." dice Roggel. "Su madre fue la que testificó en el juicio de Eichmann. Cuando yo estaba en segundo grado, ella dijo [su pieza] en tres minutos, la más corta de más de 100 testimonios. Y ella sostenía una foto. Y Gideon Hausner [entonces fiscal general] le preguntó: "¿Por qué sonríes en la foto? ¿A qué le sonríes? Y ella respondió: 'Les dije a mis amigos (en el gueto de Lodz): 'Vamos a fingir que mañana va a ser un día feliz''. Un mes después fueron todos exterminados". 

En aquel momento, sólo en segundo grado, Roggel no sabía demasiado. Luego, cuando su propia hija llegó a undécimo curso, abrió su libro de historia, "¡y de repente veo a alguien que es exactamente igual que mi amiga!". Roggel se dio cuenta de que era ella, la madre, así que hizo otra hermosa y conmovedora obra de arte sobre el gueto (barrio marginal)  de Lodz (Polonia), que fue el segundo más grande de la Europa ocupada por los alemanes, después del de Varsovia. 

Flor - detalle de los niños que murieron

"Los niños, de diez años, podían [seguir] vivos porque sabían coser botones", explicó Roggel. "Vale, los botones les salvaron. Así que aquí está", dijo señalando la creación. "Ves cuatro flores, ¿verdad? Y luego, si [sigues el diseño], son como los niños, como un niño dibujando a un niño, ves las piernas y las manos". 

Debajo de los niños en forma de flor, hay muchos botones únicos. "Aquí todos los botones son viejos, están rotos o son algo infantil", explica. "Porque Rumkowski [el director del gueto judío instalado por los nazis], en 1941, dijo: 'Dadme a vuestros niños y a los viejos para que pueda salvar al resto'. Y nadie le dio a los niños... 

"Así que esto es el gueto de Lodz, y esos botones son botones rotos. Y esas flores, no son flores. Son cuatro fosas donde enterraban a los niños. Y esas camas son repositorios de hueso. Y en el centro de la flor son réplicas de los botones que se encuentran en Lodz, y están en el museo de Yad Vashem. Parece ingenuo, bonito e infantil. Pero eso es Lodz". 

Calvert señaló que parece una forma estupenda de enseñar el Holocausto a los más jóvenes, en particular. Roggel se mostró de acuerdo: "Sí... a veces la gente no quiere oír hablar de atrocidades y no quiere ver atrocidades. Y, ya sabes, 'No me hables de ello'. Pero aquí, todo es bonito. Es colorido. Oh, recuerdo que hay un botón de helado aquí. Oh, hay una... ves una casa aquí. Hay una cuchara. Hay algo más. Están mirando, mirando, mirando. Y puedo decirles que esos niños, al final, fueron llevados en autobuses con un silenciador dentro, por lo que fueron asfixiados en el camino. Abrieron el autobús y los gasearon". 

Sobre el vestido de su suegra, Roggel dice que a la gente le gustan los colores y los detalles, pero cuando les explica el significado más profundo, empiezan a llorar. Algo tan bello no se parece al Holocausto, pero en una época en la que "Nunca más" necesita reforzarse más que nunca, esta obra de arte es una poderosa herramienta".

Calvert le preguntó a Roggel qué sentía por la invasión y las masacres del 7 de octubre, teniendo en cuenta que su obra se centra tanto en el Holocausto. 

"Peor aún", respondió. "Es como si nunca hubieramos creido que esto pudiera ocurrir. Nunca creer que esto pueda pasar. Nunca. Quiero decir, el Holocausto fue .. éramos judíos. No teníamos un estado. No teníamos un ejército. No teníamos nada que nos protegiera. Esto ha pasado aquí. Quiero decir ... esto ha sucedido por personas que trabajaban en Israel, que recibieron su salario de Israel, que recibieron su agua de Israel. ¿Y nos pagan con esto? Quiero decir, ¿nos pagan matándonos, masacrándonos? Es total... Ni siquiera puedes aceptarlo. Es algo que... es horrible. Es lo peor. Es peor que ISIS. Es peor que ISIS". 

Rachelly ya se ha ocupado de crear otra sentida pieza para intentar reflejar lo sucedido, increíblemente en 2023. 

Bordado de Roggel - mapas de Gaza (Foto cortesía)

"Tomé la Franja de Gaza", explicó, la dividí en dos partes. Y utilicé 'muñecas de la preocupación'. Las diminutas muñecas de tela son una característica de las colchas del Holocausto de Roggel. Originarias de la cultura indígena centroamericana, las muñecas de la preocupación se colocan bajo la almohada por la noche, con la idea de que las muñecas se preocupen en lugar de la persona dormida. "Y por la mañana puedes decidir si quieres seguir preocupándote por algo", dice Roggel. 

"Y cogí todas estas muñecas de la preocupación y están cortadas y mutiladas, como lo hizo Hamás. Y aquí está el tractor que atravesó el muro..." 

"Aquí, con Hamás, tienes verde en sus caras", dijo Calvert, hablando de las cintas verdes brillantes que llevaban los terroristas en la cabeza. Roggel describió la parte más desgarradora de la historia que estaba teniendo que procesar, intentando transmitir el horror. 

"Y en el otro lado, debo admitirlo, están las personas quemadas vivas. El bebé que estaba en el horno quemado vivo. Y había, si puedes ver que están desvestidas, sus vestidos son empujados y están siendo violadas. Y eso fue extremadamente, extremadamente, extremadamente difícil de hacer. Pensaba en cada una de las que habían sido violadas, la que estaba en el camión y podías ver que sus piernas no estaban en su sitio. Y la gente que está desnuda y todas esas fotos que [los terroristas] enviaron por Telegram. 

"Cuando lo estaba haciendo, pensaba en ello. Una pobre, pobre, pobre, pobre mujer que había ido a vivir un infierno, vivido un infierno, siendo violada por decenas de personas y siendo fusilada después de eso y siendo quemada viva, quemada viva... simplemente horrible. Es algo que nunca puedes olvidar". 

Cuando se le preguntó por su oración por el futuro de Israel, Roggel suspiró pesadamente. "En primer lugar, todos estamos lastimados ahora - mentalmente. Todos estamos lastimados ahora. Es traumático. Cada uno conoce a alguien que conoce a alguien". 

Y luego, hablando, como muchos israelíes, como parte de una familia que ha superado tantas dificultades, admitió: "Pero tendremos que hacerlo. Tendremos que revivir. No tenemos otra opción. Ocurrió en nuestro Estado, no tenemos otra opción. Este es el lugar donde vamos a estar". Como hija de iraquíes para los que no había vuelta atrás, repite: "No tenemos otra opción. Este es nuestro lugar".  

Haga clic a continuación para escuchar la entrevista completa con Calvert. 

All Israel News Staff es un equipo de periodistas de Israel.

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