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¿Qué ha provocado la combustión espontánea del odio a los judíos en todo el mundo? Primera parte

Manifestantes propalestinos cantan "Gas a los judíos" en una manifestación en Sídney, Australia (Foto: Captura de pantalla)

El odio a los judíos es algo que siempre ha existido, desde los tiempos de Abraham. Es bastante fácil remontarse al conflicto inicial de Isaac e Ismael, sus dos hijos, pero cuyos roles no eran iguales ni tampoco lo era su herencia. Sólo uno era llamado el hijo de la promesa, cuya línea llevaría la bendición y la continuación del pueblo elegido por Dios.

Y mientras cada año leemos, en la Hagadá de Pesach, (el texto que se lee durante la cena de cena/celebración de la Pascua): "En cada generación, nuestro enemigo se levanta para destruirnos", nadie podría haber predicho la repentina combustión espontánea de odio hacia los judíos que ha surgido en todo el mundo, pidiendo que los judíos sean enviados a cámaras de gas y la aniquilación de toda la raza - como lo demuestra el lema, "desde el río hasta el mar".

A menudo disfrazado en forma de protestas antiisraelíes, o de fuerte oposición contra el Estado judío, esta vez no son únicamente individuos de origen palestino o árabe los que hacen oír su voz airadamente.  

Desde el 7 de octubre, cuando la organización terrorista Hamás se lanzó en paracaídas sobre territorio israelí para ejecutar la peor masacre del pueblo judío, desde los días del Holocausto, el sentimiento mundial, a gran escala, no sólo ha sido contra el país, que sufrió ese bárbaro ataque, sino también contra las personas que comparten esa etnia, independientemente de donde vivan.

Esta es la curiosa pregunta que ronda en la mente de tantos. ¿Cómo y por qué sucedió esto? 

¿No pensaría uno que las simpatías deberían estar con quienes sufrieron el indescriptible golpe, responsable de la muerte de más de mil inocentes, incluidos bebés y niños?

Hay quienes creen que este odio injustificado siempre estuvo escondido bajo la superficie, silenciosamente contenido, desde que la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin, pero ¿es posible que llamas tan intensas de furia e ira, hacia toda una raza, hayan estado contenidas ordenada y silenciosamente durante casi 80 años?

La razón por la que no es probable es porque el tipo de pasiones e intensidad que se han desatado no son las que podrían haberse mantenido dormidas durante un periodo de tiempo tan largo.

Así que tiene que haber otra explicación. Al considerar cuál podría ser, tenemos que fijarnos en dos factores concretos: uno social y otro espiritual, porque uno está relacionado con el otro.

Si nos fijamos en los participantes de estas protestas antiisraelíes, es evidente que la mayoría de ellos son menores de 40 años, con algunas excepciones. Dado que muchas de estas concentraciones tienen lugar en campos universitarios, esto confirma que el grupo de edad suele estar comprendido entre los 18 y los 30 años. Aunque todos están bien equipados de enojo, rabia y eslóganes profanos, les costaría articular el motivo. Claro, te dirán que se está cometiendo un genocidio en Palestina, pero eso es todo.

Son ignorantes en cuanto a la historia, las implicaciones geográficas y políticas, así como las causas externas e internas que han contribuido a la opresión del llamado pueblo palestino.  Ajenos a los malos actores que siempre han tenido una agenda específica para destruir cualquier presencia judía en al Medio Oriente, sin darse cuenta, han unido sus fuerzas.  

No saben nada de nuestros 2.000 años de diáspora, persecución y numerosos intentos de erradicarnos. No saben nada del Plan de Partición de la ONU de 1947, que pedía un Estado judío, apoyado por una mayoría del mundo. No saben nada de las numerosas guerras libradas por Israel para sobrevivir como nación, y sobre todo no entienden que la mayor opresión y desprecio de los que viven en Gaza proviene de las naciones árabes circundantes, que no se preocupan por ellos. Estas son realidades cruciales que han escapado a su atención.

Entonces, aparte de su ignorancia deliberada y voluntaria, ¿qué más tiene en común esta generación? Todos están conectados a las redes sociales, que alimentan su falta de conocimiento y, en cambio, son un instrumento de adoctrinamiento, a menudo basado en hechos erróneos que son útiles para promover la malvada narrativa .

Una reciente encuesta de Pew Research reveló que "cada vez más estadounidenses se informan a través de TikTok", mostrando la mayor tendencia en el grupo de edad de 18 a 29 años.

Es la forma de videoclip corto lo que más les atrae, pero que ni aporta contexto ni necesariamente información precisa. Es el rápido sonido sonoro  que los arma, en cantidad exacta, para ser peligrosos. Estos datos erróneos se difunden después a otros amigos cercanos en tiempo récord.

Si a esta información unilateral y distorsionada se le añade un cuidadoso y calculado adoctrinamiento neomarxista a lo largo de sus años escolares, se obtiene un electorado que sólo cree en la existencia de dos grupos de personas: los oprimidos y los opresores. Parte de esta mentalidad ha sido proporcionada, por cortesía de la filosofía Woke que se ha abierto camino en el sistema educativo, haciendo que los jóvenes miren a través de esta única lente de la injusticia.

Sólo pueden ver que Israel cuenta con uno de los ejércitos más fuertes del mundo, un próspero sector de alta tecnología, una industria médica innovadora, una floreciente producción agrícola y casi todo tipo de avances inventivos conocidos por el hombre. En resumen, Israel está en la vanguardia de la sociedad, proporcionando al mundo avances creativos de todo tipo, casi dejando a todos los demás en el polvo.

Si bien uno piensa que eso estimularía la admiración, en realidad contribuye a los celos y a una sensación, por parte de ellos, de superioridad de Israel. Es ese punto de vista el que los jóvenes ven como negativo, porque simplemente destaca a las sociedades inferiores como aquellas que no se han levantado por sí mismas y han logrado mucho mediante el trabajo duro y la determinación.

Estos mismos jóvenes desinformados establecen una conexión errónea según la cual las sociedades sin derechos se ven impedidas por señores que les impiden a propósito realizar sus propios avances, a pesar de que no pueden señalar ninguna prueba empírica de que esto sea así.

Aunque les gusta utilizar el término "apartheid" para definir al gobierno de Israel, pasan por alto el hecho que la sociedad israelí ofrece las mismas ventajas a sus ciudadanos árabes, lo que hace que también se conviertan en profesores, médicos, abogados, jueces, políticos e incluso miembros de la Knesset (parlamento Israelí), nada de lo cual demuestra la existencia de un sistema de apartheid.

Pero no puede haber odio ni menosprecio si se comprueba que Israel es un país que ofrece oportunidades justas y equitativas para todos. Solo se puede llegar al despecio con la ayuda de mentiras, propaganda y una completa desinformación sobre una nación próspera y en ascenso. Porque para conseguir simpatía, Israel debería seguir siendo el pueblo lastimero y despreciado que no resurgió de las cenizas de Auschwitz, sino que permaneció oprimido y humillado.

Nuestro gran pecado fue que pasamos de víctimas a vencedores. Esto es lo que se les atasca en el buche a estos jóvenes adoctrinados, cuya necesidad de sentirse empoderados proviene de la miseria ajena que defienden. No importa que estén gobernados por terroristas salvajes cuya sed de sangre es insaciable. No importa, no se dan cuenta que los mismos individuos que ellos están promoviendo se les darían vuelta en un santiamén y los incinerarían a ellos también.

Su lealtad está con los oprimidos y, hoy en día, los terroristas son los nuevos luchadores por la libertad que no tienen otra alternativa que recurrir a la violencia para conseguir lo que se merecen.

Estén atentos a la segunda parte.

Ex directora de escuela primaria y secundaria en Jerusalén y nieta de judíos europeos que llegaron a Estados Unidos antes del Holocausto. Hizo Aliyah en 1993, está jubilada y ahora vive en el centro del país con su marido.

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